"Hoy quiero que sepáis lo que sentimos los ancianos que ahora estamos solos. Para nosotros estos días no son fáciles porque nos hacen pensar y recordar lo que fuimos, lo que hicimos, y no sabemos si podremos hacer algo más.
Pensaréis que a nuestra edad poco podremos hacer, a parte de repetir siempre las mismas historietas, de pasear y observar nuestro alrededor, de necesitar la ayuda de los más próximos, en definitiva, de ser un estorbo.
Pero hubo un día en el que fuimos el impulso del futuro que vosotros ahora disfrutáis, fuimos los que luchamos por esta sociedad en la que vivís, fuimos los que colaboramos en el crecimiento de lo que ahora tenéis, fuimos el motor de lo que ahora vosotros llamáis sociedad.
No sé si nuestro final ha llegado, pues algún día tenía que llegar, pero así, encontrándonos solos no queríamos.
Hoy me desperté, subí la persiana, abrí la ventana, respire aire frío y observando esa avenida vacía, sin gente, sin coches, sin ruido, me di cuenta que me enfrentaba solo a un nuevo día.
Un día, al que solo le pido que avance, que sea la cuenta atrás de este mal sueño, que sea la esperanza de estar cerca de esa solución, de la que no sé si a mí me dará tiempo a alcanzarla.
Un día que esta lleno de recuerdos y de ilusiones de volver a abrazar a los que más quiero. No quiero irme así, sin despedirme, sin expresar lo que siento y sin sentir lo que necesito, un abrazo, una caricia, una sonrisa.
Nadie nos dijo que podría llegar nuestro final, no hay bombas en la calle, ni cañones en las avenidas, ni terroristas que nos amenacen. Es un arma letal silenciosa, no hace ruido, está en todos los lugares de incógnito y no sabemos cómo atraparla. Siempre llegamos tarde. El tiempo nos ayudará a conocerla".
—— Abuelo